La Historia del Sueño
Muchos no saben que la cultura del sueño durante la mayor parte de la historia fue muy diferente al descanso tranquilo que conocemos hoy. Los primeros cazadores-recolectadores, por ejemplo, probablemente se iban a dormir solo 3.5 horas después del atardecer, una costumbre que varias tribus mantienen hasta el día de hoy. Por el contrario, las investigaciones muestran que nuestros antepasados solo dormían unas 6.5 horas cada noche.
A medida que las civilizaciones se desarrollaron, también lo hizo la cultura de cómo y cuánto tiempo dormía la gente. De hecho, la estructura de cama más antigua data de la época del Antiguo Egipto. Quizás resulte extraño para el hombre moderno, pero se registra que en la Antigüedad y la Edad Media las personas dividían su descanso nocturno en dos fases, despertándose en medio de la noche por un breve periodo para realizar tareas domésticas, meditar y hacer vida matrimonial. Esta costumbre comenzó a desaparecer en el siglo XVII. Antes de eso, la mayoría de la gente dormía sobre rudimentarios montones de heno cubiertos con telas, pieles de animales o pelajes. Solo los aristócratas más ricos se permitían los lujos de una ropa de cama más refinada, como terciopelo, seda y pieles exóticas.
En el siglo XIX, con la llegada de la Revolución Industrial y la propagación de la electricidad, nuestros antepasados empezaron a adoptar patrones de sueño más familiares para nosotros. Se volvió común pasar toda la noche durmiendo tras largas jornadas de duro trabajo en las fábricas. Sin embargo, esto ocurría a menudo en condiciones extremas. Algunos trabajadores en la Inglaterra victoriana pasaban la noche colgados de una cuerda en el aire en viviendas para obreros hacinados, que es de donde proviene originalmente el término inglés "hungover" (resaca).
A lo largo de los siglos, los montones de heno fueron sustituidos por colchones y edredones rudimentarios, a menudo rellenos con materiales improvisados como trapos. Finalmente, las plumas y el plumón de diversas especies de aves proporcionaron la sensación de suavidad que conocemos y amamos hoy. En el siglo XX, las estructuras de cama se volvieron comunes y, desde la década de 1960, las personas han sido más conscientes del tipo de ropa de cama que eligen. Para entonces, la cama se convirtió en un indicador de estatus social, incorporando fibra de coco y otras fibras naturales, caucho, esponja y muelles metálicos como componentes básicos de distintos diseños de colchones. En años recientes, cada vez más materiales y rellenos especiales, tanto sintéticos como naturales, han llegado a nuestras camas. Hay muchos tipos nuevos de edredones y almohadas en el mercado; cada uno puede encontrar el que mejor se adapte a sus necesidades.
En FLEIR’S, aprendemos de las lecciones de la historia. Utilizando nuestras décadas de experiencia profesional y conocimiento, llevamos los materiales modernos de alta gama hasta su límite. Estamos comprometidos a superar todas las expectativas y a garantizar una noche de sueño reparador. Nuestras almohadas y edredones están rellenos con plumón de ganso húngaro de la más alta calidad.
Nuestra ropa de cama le permite dormir mejor que un faraón egipcio o que un multimillonario de la era moderna.
